América Latina afronta el 2025 con moderado optimismo económico, pero se mantiene atenta a las tensiones globales

El año inició con fuertes expectativas para la economía global. Tras años de menores crecimientos, América Latina encara un periodo de optimismo, pero sin perder de vista las tensiones mundiales que ha despertado la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE. UU.

Por Valora Analitik para Grupo SURA*

Las perspectivas económicas para América Latina en 2025 muestran un crecimiento moderado del Producto Interno Bruto (PIB), influenciado por diversos factores macroeconómicos. Entre los factores internos, se destacan las políticas fiscales y monetarias adoptadas por los países de la región, así como la evolución de la inflación y el desempleo. En cuanto a los factores externos, el precio de las materias primas y los flujos de capitales internacionales juegan un papel determinante.

Organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) han publicado proyecciones que, si bien muestran un optimismo cauteloso en relación con el PIB, también advierten sobre la persistencia de desafíos estructurales y la necesidad de implementar reformas para impulsar un desarrollo económico sostenible e inclusivo.

Un factor de incertidumbre adicional lo constituye el impacto potencial de las políticas económicas y comerciales del nuevo gobierno de EE. UU., liderado por Donald Trump, cuyos efectos en la región aún no han sido completamente dimensionados.

A pesar de ello, según el Banco Mundial, se espera que el crecimiento en América Latina y el Caribe se acelere hasta ubicarse en un 2.5% en 2025 y 2.6% en 2026, a medida que las tasas de interés se normalicen y disminuya la inflación. Esto luego de que el crecimiento de América Latina y el Caribe se desacelerara al 2.2% en 2024, según este organismo multilateral, como reflejo de una disminución del consumo. Brasil mostró un desempeño sólido, mientras que México experimentó una marcada desaceleración.

El Banco Mundial resalta que 2025 comienza para la región con algunos puntos en alto, tales como que la reducción de las tasas de interés en casi todo el continente, con excepción de Brasil y México, máximas potencias regionales. La desaceleración de la demanda de China incidió en las exportaciones, mientras que el superávit comercial de Argentina aumentó debido a la disminución de las importaciones.

En tanto, el FMI, destaca que, tras sortear con éxito una serie de shocks, la mayoría de los países de la región están convergiendo hacia su crecimiento potencial. Así, pronostica que la actividad económica en América Latina y el Caribe se acelere al 2.5% para 2025.

Entre los mayores países de la región, el FMI mantiene el pronóstico de crecimiento del 2.2% para Brasil, eleva una décima el de México (1.4%) y espera un fuerte repunte de la economía argentina (5.0%) después de la recesión de 2024.

El FMI reconoce que la principal preocupación en relación con la economía de América Latina es la presión inflacionaria en Brasil, algo que llevó al Banco Central a elevar los tipos de interés hasta el 12.25% para tratar de contener los precios.

Por su parte, la CEPAL proyecta que en 2025 América del Sur crecerá un 2.6%, Centroamérica un 2.9% y el Caribe un 2.6%. Estas cifras reflejan una leve mejora respecto a años anteriores, pero aún indican un crecimiento modesto en comparación con otras regiones del mundo. En su conjunto, habría una expansión del PIB latinoamericano del 2.4% para el final del año.

 

“Para enfrentar la trampa de baja capacidad y crecer se requiere, por una parte, aumentar la capacidad de las economías para movilizar recursos financieros de manera efectiva y, por otra, fortalecer la capacidad productiva a mediano y largo plazo, mediante la adopción de políticas de desarrollo productivo orientadas a incrementar la productividad”, expresó el secretario ejecutivo de la comisión, José Manuel Salazar-Xirinachs.

Inflación, política monetaria y desempleo en la región

La inflación ha sido una preocupación constante en el continente. Aunque las proyecciones indican una tendencia a la baja, el proceso de desinflación será gradual. El FMI destaca que, aunque se espera que la inflación continúe disminuyendo, este proceso será paulatino, lo que implica que las autoridades monetarias deberán mantener una postura vigilante y posiblemente restrictiva durante más tiempo.

En Chile, por ejemplo, el gobierno ha ajustado su previsión de inflación anual al alza, del 4.2% al 4.7%, influenciado por incrementos mayores en los primeros meses del año. Esta situación llevó al Banco Central a pausar su ciclo de reducción de tasas de interés, evidenciando la cautela con la que las autoridades monetarias abordan las presiones inflacionarias. De igual manera, la junta directiva del Banco de la República en Colombia decidió por mayoría mantener inalterada la tasa de interés de política monetaria en 9.5%, pausando así las reducciones que se venían dando desde octubre de 2023.

Por su parte, la CEPAL coincide en que la inflación en las economías de América Latina y el Caribe ha mostrado una tendencia a la baja. Tras alcanzar un máximo de 8.2% en 2022, la inflación regional disminuyó a 3.7% en diciembre de 2023 y se estima que los datos finales de 2024 den cuenta de una baja al 3.4%.

No obstante, aunque el Índice de Precios al Consumidor (IPC) regional se ha acercado al valor central del rango de la meta de muchos bancos centrales (3%), el organismo advierte que el nivel proyectado para 2024 sigue siendo superior a los valores registrados antes de la pandemia.

En el ámbito fiscal, “los ingresos fiscales enfrentarían dificultades para incrementarse en el corto plazo, mientras que los gastos públicos se mantendrían estables ante una carga creciente del servicio de la deuda. De esta manera, surgen riesgos para la sostenibilidad fiscal, vinculados al débil crecimiento del PIB, los altos costos de financiamiento y las fluctuaciones cambiarias”, destaca la CEPAL.

Por otro lado, el mercado laboral en América Latina, a pesar de una leve recuperación en la creación de empleo, continúa enfrentando desafíos significativos. En cuanto a la ocupación informal, se espera que la tasa de empleo promedio de este tipo en la región se sitúe en un 46.7%, lo que significaría una disminución de 0.4 puntos porcentuales en comparación con la tasa registrada en 2023.

“Pese a esta leve reducción de la informalidad, en la región persisten desafíos significativos en el sentido de formalizar el empleo, lo que subraya la necesidad de implementar políticas efectivas que fomenten condiciones laborales más seguras y estables”, destaca la CEPAL.

Estas condiciones limitan el potencial de crecimiento económico y dificultan la reducción de la pobreza y la desigualdad, por lo cual es imperativo que los países implementen políticas que fomenten la formalización del empleo y promuevan la inclusión laboral de grupos vulnerables.

Detalle en perspectivas de Chile, Colombia y México

En México, los escenarios empiezan a tornarse más complejos ante la amenaza arancelaria de Donald Trump de un 25% sobre todas las importaciones. La agencia Fitch Ratings señala que, de ser así, la afectación para la economía mexicana sería mayor, llevándola a la recesión en este año y a una caída en el PIB más severa para 2026.

"Si se implementa, el arancel generalizado del 25% tendría un impacto mucho mayor, probablemente causando una recesión en México en 2025 y reduciendo la producción del país en 3.0 puntos porcentuales para 2026", advierte.

Fitch Ratings desagrega que los aumentos arancelarios pueden debilitar la confianza interna, generando un impacto difícil de prevenir, y si bien la depreciación de la moneda brindaría cierta protección a los exportadores frente a los aranceles, también encarecería sus costos de insumos.

Por otro lado, el Banco Central de Chile ha revisado su estimación de crecimiento económico para 2025, ubicándola en 2.5%, ligeramente superior al 2.4% registrado en 2024. Este ajuste se atribuye a una recuperación significativa de la inversión, con un incremento de la formación bruta de capital fijo en un 3.9% anual.

El emisor chileno ha hecho observación sobre un “gasto público más elevado y un mayor empuje del sector externo que se compensa por el menor impulso previsto para el gasto de hogares y empresas”, de acuerdo con su Informe de Política Monetaria de fin de 2024.

Colombia enfrenta desafíos similares a Chile, con expectativas de crecimiento moderado y presiones inflacionarias persistentes. Las autoridades económicas y el gobierno están enfocadas en implementar reformas estructurales que impulsen la productividad y la competitividad, al tiempo que buscan mantener la estabilidad macroeconómica, en medio de un ambiente político de incertidumbre.

BBVA Research destaca que el PIB colombiano crecerá 2.5% en 2025 y 3.2% en 2026, impulsado por el consumo privado en bienes durables, semidurables y servicios y por la inversión fija en infraestructura, maquinaria y vivienda. En tanto, Bancolombia, en su Nowcast de febrero, resalta que la economía del país inició 2025 en terreno de expansión, pero con un dinamismo notablemente menor. Así, para el trimestre móvil terminado en enero de 2025 el Producto Interno Bruto (PIB) podría llegar a una variación anual del 0.9%, según las estimaciones del reporte, lo que dejaría ver un cambio de tendencia frente al resultado de diciembre de 2024.

Mirada a las tensiones geopolíticas globales

Las tensiones geopolíticas mundiales, como la guerra comercial entre EE. UU. y China, tienen repercusiones directas en las economías latinoamericanas, principalmente en importantes socios como México, tal como detallan algunos pronósticos y observaciones de Fitch Ratings.

La incertidumbre en los mercados internacionales puede afectar las exportaciones de la región, especialmente en sectores dependientes de la demanda de las principales potencias comerciales. A su vez, el tenue crecimiento de China podría limitar la demanda de los principales productos básicos de la región.

Además, la volatilidad en los precios de los productos básicos, influenciada por conflictos y sanciones internacionales, puede generar presiones inflacionarias adicionales en países exportadores de materias primas. Esto obliga a las autoridades monetarias a equilibrar la necesidad de controlar la inflación con el estímulo al crecimiento económico.

De esta manera, América Latina enfrenta un 2025 con perspectivas de crecimiento moderado, acompañado de desafíos significativos en términos de inflación y empleo. Las proyecciones de organismos multilaterales sugieren una recuperación gradual, pero es esencial que los países de la región implementen reformas estructurales que impulsen la productividad, promuevan la inclusión laboral y fortalezcan la resiliencia frente a las tensiones geopolíticas globales.

*Este artículo es elaborado por el equipo de Valora Analitik para Grupo SURA. Su contenido es de carácter periodístico y no compromete posturas o recomendaciones específicas de nuestra Organización.